Las actividades artísticas están arraigadas en el propio desarrollo del ser humano desde su nacimiento y que constituyen una recompensa cerebral natural necesaria para el aprendizaje. La Educación Artística resulta imprescindible porque permite a los alumnos adquirir toda una serie de competencias socioemocionales básicas para su desarrollo personal y que, además, les hacen más felices. El cerebro humano, que es un órgano complejo en continua reestructuración, agradece los retos y necesita el arte.
Estas son las conclusiones finales del artículo de Jesús C. Guillén. Podéis leer el artículo completo pinchando en la imagen.
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